La madre de Fernando Báez Sosa: “La condena me dio un poco de paz en mi corazón, la esperé tres años”

Tras la condena a perpetua contra cinco de los ocho rugbiers, la madre y el padre de Fernando Báez Sosa dieron una conferencia de prensa.

Graciela Sosa y Silvino Báez, los padres de Fernando brindaron una conferencia de prensa. Allí, la mujer aseguró: “Sonó fuerte cuando dijo perpetua, sentí una emoción al escuchar que me dio un poco de paz en mi corazón. Sé quiénes fueron los que asesinaron a mi hijo, un poco de calma, lo esperé tres años”.

Además, añadió: “Estamos conformes y empieza una nueva etapa en nuestra vida, vamos a seguir luchando día a día para que quede firme la sentencia de estos asesinos. No es fácil ver cómo asesinan a tu hijo, a mí me costó muchísimo, no podía dormir de noche, siempre pensando en cómo mi hijo levantaba la mano implorando piedad para que no le dieran más patadas, cosa que no sucedió”.

En la misma linea, Graciela Sosa señaló: “Culmina una etapa y se inicia una nueva que de a poco iremos viendo (cómo es), porque es realmente ahora que comenzaremos a hacer el duelo y tendremos que aprender a convivir con el dolor. Ahora por lo menos puedo sonreír un poco, no es fácil, pero tendremos que continuar con nuestras vidas”.

Asimismo, la mujer se refirió a los ocho rugbiers condenados: “En mi mente lo que más mantengo es la forma en la que asesinaron a mi hijo. (Sobre el desmayo de Máximo Thomsen) Lo tomé como algo normal, me pareció que era algo actuado también, como madre. Tengo presente la imagen de cómo le daba la patada a mi hijo. No me conmovió para nada, disfrutaron al matar a mi hijo, llamándolo negro de mierda, que caducó, lo tengo muy presente en el corazón. Quizás algún día pueda perdonar, pero nunca lo voy a olvidar porque a mí me arrebataron a mi hijo. Su ausencia y nuestro dolor también son perpetuos”.

Por último, Graciela Sosa concluyó: “Creo que en algún momento algo tendré que hacer con todas sus cosas, porque Fer no va a volver nunca. Muchas veces saco su ropa, la lavo y la vuelvo a poner en su lugar. Muchas veces voy al cementerio, toco ese mármol y tengo ganas de llevármelo un ratito a casa, pero eso no va a pasar”.